La actividad, organizada por la carrera de Periodismo de la Universidad Central, contó con la participación del Premio Nacional de Periodismo 2015, Abraham Santibáñez, y Gabriel Vergara, director de la Asociación Nacional de la Prensa (ANP).
Fue un 3 de mayo de 1993 que la Asamblea General de las Naciones Unidas, bajo recomendación de la Conferencia General de la UNESCO, proclamó que en esa fecha se conmemoraría el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Y si bien son varios los avances que ha tenido la labor periodística desde entonces, aún quedan desafíos por resolver en una era que se ve amenazada por la desinformación y situaciones críticas para reporteros en distintas zonas del globo.
Hablar de estos temas fue el objetivo que tuvo el conversatorio «Desinformación, Libertad de Expresión y Democracia», organizado por la carrera de Periodismo de la Universidad Central y moderado por su director José Miguel Infante, con la participación del Premio Nacional de Periodismo 2015, Abraham Santibáñez, y Gabriel Vergara, director de la Asociación Nacional de la Prensa (ANP).
Para el decano de la Facultad de Economía, Gobierno y Comunicaciones, Luis Riveros, eventos de este tipo son de relevancia para los estudiantes pues «se hacen reflexiones muy importantes para la etapa formativa de un periodista; escuchar a dos personas destacadas de la profesión sobre problemas y desafíos es un complemento útil».
«Las instancias de reflexión en un contexto de la academia y en la cual participan estudiantes de periodismo son, creo, valiosas porque se puede intercambiar información y ahí se cruza la experiencia que uno puede humildemente aportar con el conocimiento que se genera desde la parte formativa de los periodistas más jóvenes», afirmó Gabriel Vergara. En esa misma línea, el director de Periodismo, José Miguel Infante, apuntó a que «la idea es tener un espacio que pueda fundamentelmente hacer eco de este llamado de la UNESCO que ubica a la libertad de expresión como promotora de todos los derechos humanos. Ahí hay un reconocimiento también al trabajo periodístico y la importancia del desarrollo que tiene la prensa en el mundo».
Desafíos y recomendaciones
Desinformación, problemas que aquejan a la libertad informativa, la operación de medios regionales, o el uso de la inteligencia artificial fueron algunos de los temas que se debatieron. La actividad, además, incluyó un espacio para preguntas de los alumnos que asisiteron.
Respecto al fenómeno de la inteligencia artificial, Vergara comentó que «los periodistas debieran utilizar e interactuar con estas herramientas para saber de qué tratan. Creo que en los próximos meses veremos casos donde se generen informaciones falsas mediante estas tecnologías (…) Hay que usarla para conocerla, pero me parece preocupante que se intente generar contenidos informativos».
Mientras, sobre la operación de los medios regionales, Abraham Santibáñez enfatizó «el valor de la prensa regional. Escribo para diarios de regiones desde Coquimbo hasta Punta Arenas y veo una cantidad de noticias que a veces pasan por alto en Santiago, pero de mucha importancia local (…) Hay una viejísima frase del fundador de un diario en Estados Unidos que decía que lo más importante no era lo que pasaba en el mundo ni las inundaciones en China ni los muertos en Malasia, sino que había un perro botado en la vereda frente al diario en París, es una exageración por supuesto pero esto que a nosotros nos interesa saber lo que ocurre en nuestro entorno es algo fundamental y yo creo que eso lo han desarrollado bien estos diarios».
Al finalizar la actividad se realizó un reconocimiento al histórico periodista, quien entregó un discurso con consejos para las nuevas generaciones. «El periodista tiene vocación. Ama lo que hace y trata de hacerlo bien», afirmó el experto en ética periodística y continúo con que «el periodista está orgulloso de serlo. No es un sociólogo frustrado, ni un predicador desilusionado ni un médico incapaz de sanar cuerpos y almas. Es una persona que, con su trabajo, quiere contribuir a la salud de la comunidad. El periodista valora la libertad de expresión como una exigencia absoluta para la vida en sociedad. El periodista tiene conciencia de su responsabilidad ética como la mejor defensa de la libertad de expresión».
Con dos últimos puntos finalizó: «El periodista cree, aunque a veces deba informar sobre sórdidos problemas y lamentables flaquezas humanas y sociales, que puede hacerlo sin contaminarse, con permanente sentido estético y que la vida es buena y merece vivirse. Aunque no es un educador, entiende que su tarea lo obliga al mejor uso posible del idioma, a ser siempre preciso y a aprovechar plenamente toda su riqueza. (…) En tiempo de redes artificiales e inteligencia artificial, frente el bombardeo de información, siempre es necesario confirmar, verificar los datos que se obtienen, porque podríamos incurrir en graves errores. Claramente, el problema no está en la tecnología, sino en el uso que le damos a ella. No basta con que la información llegue a la mesa de trabajo, incluso cuando se trata de temas con fuentes formales. Ante esto, lo más sano siempre será poner en duda las verdades oficiales».
Fuente: Universidad Central